Una extraña armonía fue un encargo de Alberto Closas (1921-1994), pero que no se llegó a estrenar nunca, porque ni el escritor ni el actor estaban conformes con ella. La intervención de Rafael Rodríguez Albert en la misma, como compositor, fue consecuencia de la relación de amistad y colaboración que tuvo con Buero Vallejo durante muchos años (un ejemplo destacado es la pieza musical para voz y violín La pastora Corina del Concierto de San Ovidio).
El conjunto de las dos partituras, se compone de una canción, que en la obra de teatro es titulada Canción tonta, que comienza con el verso A la orilla del río…, para canto y piano. La otra partitura es la versión original de la Canción pero sólo para piano, y que tendría que aparecer como parte del desenlace final de la obra.
Estas piezas eran hasta ahora totalmente desconocidas en la obra de Rafael Rodríguez Albert. Beatriz, hija del compositor, no ha dudado en reconocer la firma de su padre, ni la autenticidad de los documentos. Tampoco hay duda para el musicólogo Pedro López de la Osa, que ha identificado también al copista Manuel Escabias, que era el habitual de esa época.
Rafael Rodríguez Albert fue un compositor alicantino invidente. Empezó a componer a los 12 años de edad. También trabajó como profesor de música en distintos momentos de su vida. Ocupó cargos importantes en la Organización Nacional de Ciegos. En 1952 fue Premio Nacional de Música por su Cuarteto en Re Mayor. Recibió el mismo galardón en 1961 por su obra sinfónica Fantasía en tríptico sobre un drama de Lope.
Este hallazgo musical forma parte del Archivo Personal de Antonio Buero Vallejo, consultable en la Biblioteca Regional de Madrid. El día 21 de septiembre será el estreno absoluto en el concierto programado con motivo de la exposición Buero será su obra, cuyo programa se puede consultar en el Portal del Lector así como la información sobre la conferencia que va a impartir el músico madrileño Pedro López de la Osa, el siguiente jueves 28 de septiembre, que profundizará sobre La colaboración de Antonio Buero Vallejo, Carmen Conde, Rafael Rodríguez Albert y Matilde Salvador en la década de los cincuenta y sesenta en España: una delicada armonía.
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